The COVID-19 pandemic has highlighted a question seldom addressed in a straightforward manner by political theorists: whether populism is intrinsically anti-science. This article identifies three different ways in which populist actors worldwide have grounded their scepticism, distrust, or hostility to scientific inputs, to the extent that they are relevant for political action: (1) they raise a moral objection against scientists who have been allegedly corrupted by foreign interests, turning them into enemies of the people; (2) they present a democratic objection against the technocratic claim that scientific experts should rule regardless of the popular will; and (3) they employ an epistemic argument against scientific reasoning, which is said to be inferior to common-sense and folk wisdom, and antithetical to the immediateness of political action. While these objections have been wielded in a selective and unsystematic way, they all speak to the core feature of populism, which is the people versus elites divide: the moral objection targets scientists as members of an elite in cahoots with alien powers; the democratic objection targets an unelected elite that seeks to undermine the people's rule; the epistemic objection questions that the standard to validate knowledge-claims is a complex and detached-from-ordinary-experience rationality.
Uno de los renovados focos de interés de la teoría política liberal ha sido la forma en que los estados despliegan símbolos religiosos en el uso de su capacidad expresiva, es decir, sin coerción. ¿Son estas formas de establecimiento religioso simbólico permisibles en un estado formalmente separado de la iglesia? Esta pregunta es pertinente para el caso chileno, donde la autoridad conmemora una serie de ritos religiosos al interior del palacio de gobierno, siendo la instalación de un pesebre gigante de Navidad el que genera más resistencia en una fracción de la creciente población de ateos, agnósticos y no creyentes en general. Este artículo recurre a la recientemente influyente teoría del "secularismo mínimo" de Cecile Laborde para concluir que el pesebre en La Moneda solo es políticamente relevante si envía un mensaje de exclusión cívica a una identidad vulnerable y subordinada, lo que es difícil de argumentar desde la perspectiva de sus críticos.
In the last few decades, liberal political theorists have been increasingly concerned in the way states sponsor religious displays in their expressive capacity, that is, without coercion. ¿Are these forms of symbolic religious establishment permissible in a state that is legally separated from the church? This question gains relevance in the Chilean case, wherein the authority commemorates a variety of religious rituals inside the government palace. The one that arouses more resistance among the growing population of atheists, agnostics and non-believers in general is the giant Christmas crèche or Nativity scene. This article draws on Cecile Laborde's recently influential theory of "minimal secularism" to argue that the crèche in La Moneda only becomes politically problematic if it sends a message of civic exclusion to a vulnerable and subordinate identity, an argument that is hard to follow in the case of its critics. ; Uno de los renovados focos de interés de la teoría política liberal ha sido la forma en que los estados despliegan símbolos religiosos en el uso de su capacidad expresiva, es decir, sin coerción. ¿Son estas formas de establecimiento religioso simbólico permisibles en un estado formalmente separado de la iglesia? Esta pregunta es pertinente para el caso chileno, donde la autoridad conmemora una serie de ritos religiosos al interior del palacio de gobierno, siendo la instalación de un pesebre gigante de Navidad el que genera más resistencia en una fracción de la creciente población de ateos, agnósticos y no creyentes en general. Este artículo recurre a la recientemente influyente teoría del "secularismo mínimo" de Cecile Laborde para concluir que el pesebre en La Moneda solo es políticamente relevante si envía un mensaje de exclusión cívica a una identidad vulnerable y subordinada, lo que es difícil de argumentar desde la perspectiva de sus críticos. ; Um dos focos renovados de interesse na teoria política liberal é a maneira como os estados exibem símbolos religiosos no uso de sua capacidade expressiva, ou seja, sem coerção. Essas formas de estabelecimento religioso simbólico são permissíveis em um estado formalmente separado da igreja? Essa questão é relevante para o caso chileno, onde a autoridade comemora uma série de rituais religiosos dentro do palácio do governo, sendo a instalação de um gigantesco presépio de Natal a que gera mais resistência em uma fração da crescente população de ateus, agnósticos e não-crentes em geral. Este artigo baseia-se na recente teoria do "secularismo mínimo" de Cecile Laborde para argumentar que a manjedoura de La Moneda só é politicamente relevante se enviar uma mensagem de exclusão cívica a uma identidade vulnerável e subordinada, questão difícil de provar neste caso.
Se han postulado distintas interpretaciones del estallido social chileno de 2019. Sin perjuicio de ello, este artículo sitúa la protesta y movilización en el marco de un clima populista global, entendido como una reacción al déficit democrático de las democracias liberales contemporáneas. Si bien la literatura liberal es crítica del fenómeno populista por su desprecio a una serie de principios e instituciones del liberalismo, le reconoce de todas formas su potencial democratizador. Esta tensión, recrea la distinción canónica entre liberalismo y democracia. A partir de lo anterior, se concluye que más allá de su evaluación normativa, el estallido social chileno trasunta elementos que son populistas tanto en la conceptualización liberal como en la radical, y admite una lectura como reclamo en contra del funcionamiento de la democracia liberal por su incapacidad de procesar correctamente la voluntad popular.
A number of interpretations have been put forward regarding the social uprising that occurred in Chile in late 2019. This article situates the events within the global climate of populism, a phenomenon understood as a response to the democratic deficits of contemporary liberal democracies. While the liberal literature on the subject is critical of populism, accusing it of undermining typically liberal principles and institutions, authors nonetheless recognize its democratic potential. This tension recreates the canonical distinction between liberalism and democracy. In this context, we go beyond a normative appraisal of the Chilean uprising to argue that it presents characteristics identifiable as populist within both the liberal and radical conceptual frameworks, and that the unrest can be interpreted as a denouncement of the current workings of liberal democracy, seen as incapable of properly processing the will of the people. ; Se han postulado distintas interpretaciones del estallido social chileno de 2019. Sin perjuicio de ello, este artículo sitúa la protesta y movilización en el marco de un clima populista global, entendido como una reacción al déficit democrático de las democracias liberales contemporáneas. Si bien la literatura liberal es crítica del fenómeno populista por su desprecio a una serie de principios e instituciones del liberalismo, le reconoce de todas formas su potencial democratizador. Esta tensión, recrea la distinción canónica entre liberalismo y democracia. A partir de lo anterior, se concluye que más allá de su evaluación normativa, el estallido social chileno trasunta elementos que son populistas tanto en la conceptualización liberal como en la radical, y admite una lectura como reclamo en contra del funcionamiento de la democracia liberal por su incapacidad de procesar correctamente la voluntad popular.
Este artículo explora si Chile puede considerarse secular bajo dos enfoques alternativos: el enfoque de «separación institucional» de Robert Audi y el reciente «enfoque de desagregación» de Cecile Laborde. Respecto del marco de Audi, se sostiene que el Estado chileno respeta el principio libertario, cumple solo parcialmente los requisitos del principio igualitario y está en deuda respecto al principio de neutralidad. Para el poder político chileno, la religiosidad y la ausencia de religiosidad no son valoradas de la misma manera. Con respecto al marco propuesto por Laborde, el Estado chileno cumple, en general, los requisitos de su secularismo mínimo. Subsisten, sin embargo, áreas problemáticas, especialmente cuando los funcionarios estatales emplean razones religiosas no accesibles en el foro legislativo, violando lo que Laborde llama el Estado justificable, y cuando el Gobierno utiliza formas de establecimiento simbólico que pueden afectar un estatus cívico igualitario, violando lo que Laborde llama el Estado inclusivo.
La generación que no vivió la experiencia autoritaria y adquirió conciencia política en democracia se organiza, en cambio, asegura el autor, en torno a una oferta electoral propia.
Throughout the history of economic thought and political philosophy, many have identified a common thread between the ideas of Adam Smith and Charles Darwin.In the same way that Smith showed how national wealth and aggregate prosperity are unintended consequences of competition among individuals driven by their selfinterest, Darwin showed how complex design and ecological balance are unintended consequences of competition among organisms. The analogy, notably defended by F. A. Hayek, states that the economic and natural orders were not deliberately designed from the top-down, but they emerged spontaneously from the bottom-up. Taking Hayek's lead, contemporary popular science writers and political theorists have argued that creationists and "Intelligent Designers" who follow Smith in economics should accept Darwinian mechanisms to explain biodiversity. Otherwise, they are guilty of philosophical inconsistency. The same charge has been levelled against socialists who accept Darwin's 'blind watchmaker' in nature but reject Smith's 'invisible hand' in economics. The paper explores this charge and finds it vulnerable indifferent ways. Among other problems, it violates Hume's dictum that we do not derive ought from is; it obscures the differences in which individual agency deploys in biology and economics; it underestimates the specific non-chaotic conditions in which each order emerges; it ignores the epistemic features of an omniscient god in Christian theology; and it misreads the extension that Hayek himself gave to the Smith-Darwin analogy. ; A lo largo de la historia reciente del pensamiento económico y la teoría política, muchos han identificado un hilo común entre las ideas de Adam Smith y Charles Darwin. El paralelo sostiene que, de la misma manera en que Smith demostró que la riqueza de las naciones y la prosperidad de los pueblos son consecuencias inintencionadas de la competencia entre individuos persiguiendo su interés propio, Darwin demostró de qué manera el diseño complejo de las especies y el equilibrio ecológico eran consecuencias de la competencia entre organismos por sobrevivir y reproducirse. Este paralelo, articulado notablemente por F.A. Hayek, sugiere que ni el orden económico ni el orden natural fueron diseñados deliberadamente de arriba-hacia-abajo, sino que emergieron espontáneamente de abajo-hacia-arriba. A partir de las observaciones de Hayek, popularizadores de la ciencia y teóricos políticos de nuestro tiempo han sostenido que los creacionistas y partidarios de la tesis del "Diseño Inteligente" que siguen las ideas de Smith en el campo económico, deberían aceptar los mecanismos darwinianos para explicar la biodiversidad. De lo contrario, serían culpables de inconsistencia filosófica. El mismo cargo se sostiene contra los socialistas que aceptan la acción del 'relojero ciego' darwiniano, pero rechazan la acción de la 'mano invisible' smithiana. El presente artículo examina este cargo y concluye que es vulnerable en varios sentidos. Entre ellos, viola la Ley de Hume que establece que no se pueden derivar conclusiones normativas de premisas fácticas; difumina los distintos tipos de agencia individual en la economía y la biología; subestima las particulares condiciones en las cuales cada orden emerge; ignora las características epistémicas de dios cristiano; y hace una lectura incorrecta de la extensión que el propio Hayek daba al paralelo entre Smith y Darwin.
This article explores whether the Chilean State might be considered secular from two alternative approaches: Robert Audi's «institutional separation», and Cecile Laborde's recent «disaggregation approach». Regarding Audi's framework, the study claims that the Chilean State fulfils the libertarian principle, partially meets the requirements of the egalitarian principle, but it does not respect the principle of neutrality, for religiosity and its absence are not valued in the same way by the Chilean political power. Regarding Laborde's framework, the study shows that the Chilean State meets, in general, the requirements of her «minimum secularism» standard. However, some difficulties become evident when state officials employ religious non–public reasons in the legislative forum, thus, violating what Laborde calls the «Justifiable State,» as well as when the government uses forms of symbolic establishment that might affect the equal civic status, thus violating what Laborde calls the «Inclusive State.» ; Este artículo explora si Chile puede considerarse secular bajo dos enfoques alternativos: el enfoque de «separación institucional» de Robert Audi y el reciente «enfoque de desagregación» de Cecile Laborde. Respecto del marco de Audi, se sostiene que el Estado chileno respeta el principio libertario, cumple solo parcialmente los requisitos del principio igualitario y está en deuda respecto al principio de neutralidad. Para el poder político chileno, la religiosidad y la ausencia de religiosidad no son valoradas de la misma manera. Con respecto al marco propuesto por Laborde, el Estado chileno cumple, en general, los requisitos de su secularismo mínimo. Subsisten, sin embargo, áreas problemáticas, especialmente cuando los funcionarios estatales emplean razones religiosas no accesibles en el foro legislativo, violando lo que Laborde llama el Estado justificable, y cuando el Gobierno utiliza formas de establecimiento simbólico que pueden afectar un estatus cívico igualitario, violando lo que Laborde llama el Estado inclusivo.